Hablando con el presentador de Sat 1, Steven Gätjen, Becker reveló cómo había sido atacado mientras estaba en la cárcel.
En una larga y, en ocasiones, emotiva entrevista individual en la televisión alemana, reveló que había aprendido una lección dura, dolorosa y muy costosa y redescubrió a la persona que alguna vez fue: «Pero toda la experiencia también me enseñó algo importante y bueno. Y algunas cosas suceden por una buena razón».
Becker, de 55 años, fue encarcelado el pasado abril durante dos años y medio por ocultar 2,5 millones de libras esterlinas (2,9 millones de euros; 3 millones de dólares) de sus activos y préstamos para evitar pagar a sus acreedores. Se declaró en quiebra en 2017 con deudas de casi 50 millones de libras esterlinas debido a un préstamo impago de más de 3 millones de libras esterlinas en su propiedad española en Mallorca.
También puedes leer: Venus Williams recibe comodín para el abierto de Australia 2023
La semana pasada, el ex campeón de tenis y comentarista de BBC TV fue deportado a Alemania en un avión privado pagado por un amigo. Su entrevista con el presentador de televisión Steven Gätjen para la cadena comercial alemana Sat 1 se publicó el martes por la noche.
Sus primeras semanas en detención fueron en la prisión de Wandsworth en el suroeste de Londres, pero la mayor parte de la sentencia la pasó en la prisión de Huntercombe, cerca de Henley en Oxfordshire. Como cárcel de categoría C, es más segura que una prisión abierta y una de las dos instalaciones reservadas para ciudadanos extranjeros.
Vestido de negro para la entrevista, Becker inmediatamente mostró una figura más esbelta que cuando fue enviado a prisión en abril. Su cabello también era visiblemente más oscuro. En la cárcel no eres nadie, solo eres un número, dijo. El suyo era A2923EV.
«Por primera vez en mi vida sentí hambre, lo que significa que me acosté con hambre», comentó, señalando que pesaba 97 kg al llegar a la cárcel y perdió 7 kg en los meses siguientes, aunque desde entonces había engordado más. «La prisión fue buena para mi salud. Tenían alcohol, pero yo no bebí».
En Wandsworth le dieron una celda para él solo por su nombre, dijo. Pero cuando la puerta se cerró de golpe por primera vez, fue para él el momento más solitario que jamás había tenido. Recordó no poder dormir debido a los gritos de los compañeros de prisión, que eran todo tipo de criminales imaginables.
No había espejo en su celda porque podía usarse como arma y admitió que se sorprendió cuando descubrió cómo había cambiado.
Aunque tenía miedo de ducharse por los ataques que había visto en las películas, en realidad había suficiente privacidad como para que «no se vea a nadie desnudo». También habló de un preso en Wandsworth que había tratado de chantajearlo para que le diera dinero.
La vida en prisión era claramente un desafío y Becker no se contuvo en su descripción de amenazas de muerte, celdas muy sucias y reclusos muy peligrosos. «Mi principal preocupación era tener una celda doble. Tu compañero de celda puede atacarte o amenazarte».
