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Nadal y Alcaraz se despiden del sueño de triunfar juntos, Rafa deja en duda su futuro

PARÍS (AP) — Abajo 5-3 y con un set de desventaja, Rafael Nadal disparó un ace sobre la arcilla roja de Roland Garros — quizá por última vez — para mantener a España con vida en el torneo olímpico de dobles. Aunque fuera por un juego más.

Eso era todo lo que necesitaban. Un juego más.

Un juego más para permitir que la nostalgia se asentara sobre el que fue territorio de caza predilecto para el campeón de 22 Grand Slams. Gritos de “¡Vamos Rafa! ¡Vamos Rafa!” y “¡Olé, olé, olé, Rafa, Rafa!” sirvieron de telón de fondo para el último acto en París por parte de Nadal y Carlos Alcaraz en el torneo olímpico de dobles.

Al final, los ganadores de 25 torneos de Grand Slam entre ambos, incluidos 15 en esta misma cancha Philippe Chatrier, cayeron 6-2, 6-4 ante el binomio estadounidense integrado por dos especialistas, la dupla estadounidense de Austin Krajicek y Rajeev Ram.

Aquejado por las lesiones que lo asedian desde hace más de un año, Nadal, de 38 años, perdió su primer juego de saque en medio de los gritos que lo han acompañado en el escenario más grande de su carrera: “¡Vamos Rafa!”. Fue todo lo que necesitaron Krajicek y Ram para silenciar la Chatrier y dar fin al primer parcial en 43 minutos.

“Hoy no hemos estado acertados y los partidos pasan muy rápido y cualquier detalle te marca. Hoy no hemos empezado bien y no hemos sido capaces de llevar el partido al límite”, explicó. “Creo que hemos generado todo lo que teníamos que generar para darnos las opciones. No ha podido ser, al final esto es así”.

Alcaraz perdió su servicio en el séptimo juego del segundo parcial para poner a Krajicek y Ram al frente 4-3, cuando la derecha cruzada de Ram apenas acarició la línea paralela, un punto que dejó a Alcaraz y Nadal discutiendo por minutos con la jueza de línea. Infructuosamente.

“Ha sido una bonita experiencia con momentos inolvidables. Mi sueño desde pequeño era jugar con Rafa, de aprender de él muy cerca y se ha cumplido”, dijo Alcaraz. “Vamos a intentar quedarnos con las cosas positivas”.

La dupla estadounidense retuvo su servicio y fue entonces que el drama y la nostalgia llenaron una Philippe Chatrier que permaneció con el techo cerrado debido a las condiciones de lluvia y altísima humedad, permitiendo que el icónico grito de «¡Vamos! quedara encerrado para la posteridad. Nadal respondió, como lo hizo siempre sobre la arcilla parisina. Una última vez.

O tal vez no, como lo ha subrayado en reiteradas ocasiones, la decisión no está tomada. Y no la tomará con la cabeza caliente y basándose en resultados.

“Mi futuro como profesional lo que lo afecta son las ganas y el sentimiento que tenga cuando tenga que tomar la decisión”, señaló, aunque reconoció que su ciclo olímpico concluyó, de manera prematura en París, pero de forma brillante en términos generales.

“Para mi lo que termina es una etapa, me había marcado como objetivo los Juegos Olímpicos desde que empezó el año, se ha terminado este ciclo” explicó. “Ahora vuelvo a casa, voy a desconectar y en frio, cuando tenga en claro cuál es mi siguiente etapa, sea con una raqueta en la mano o sin, se los hare saber”.


Nadal y Alcaraz consiguieron un punto de quiebre en el 5-4, pero la dupla estadounidense respondió una y otra vez pese a un ambiente hostil y vestido de rojo. Levantó los cuatro puntos de rompimiento que enfrentó, tres de ellos en ese último juego y se colocó en la ronda de medallas.

Nadal se quedó sin una tercera presea olímpica y segunda en dobles. Alcaraz continúa con vida en el torneo de sencillos un mes después de coronarse en Roland Garros por primera vez, manteniendo viva la esperanza de España.

“Carlos tiene que seguir mañana, tiene más que analizar y yo lo único que tengo que analizar es cuando tengo el vuelo de vuelta a casa”, dijo sonriendo. “Me llevo una experiencia que voy a recordar por el resto de mi vida”.

La esperanza de ver a Nadal una vez más calzarse las zapatillas en Roland Garros se disipó sin embargo la noche del miércoles entre humedad y melancolía. Al salir de su feudo, Nadal levantó los brazos, aplaudió y dio una última mirada, a la tribuna, a la arcilla, y a su legado. ¿Un adiós?

“Agradecimiento, más que cualquier otra cosa”, subrayó. “Al final sentirte como yo me siento cada vez que salgo a esta pista, lo único que puedo ser es agradecido”.

Fuente: AP

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